En economía, se entiende por inflación al incremento generalizado de los precios de bienes y servicios con relación a una moneda durante un período de tiempo determinado. Entre los efectos negativos de la inflación se pueden mencionar el desaliento del ahorro y de la inversión debido a la incertidumbre sobre el valor futuro del dinero y la escasez de bienes.
Un amigo que estudió en una universidad en EEUU me comentó inclusive que el proceso hiperinflacionario que sufrió Bolivia entre los años 1982 y 1985, en el cual la inflación bordeo el 600% era un todo un caso de estudio que se enseña en el extranjero para que los futuros profesionales no repitan nuestros errores.
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la CEPAL. |
Si bien es cierto que los niveles de inflación han bajado considerablemente, todavía hay que mejorar si comparamos nuestra inflación con respecto al resto de los países latinoamericanos. Según un informe anual de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), por segundo año consecutivo, durante el 2011 Bolivia ocupó el cuarto lugar como la nación más inflacionaria de Sudamérica (6.9%), solo la superan Venezuela (24%), Argentina (8%) y Uruguay (7,4%), los datos de la CEPAL se respaldan en los informes de las variaciones del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que cada país le hace llegar.
Sin embargo la Fundación Jubileo (Organización sin fines de lucro dependiente de la iglesia católica), informó que la inflación registrada en 2011 afectó más a los pobres porque llegó a 7,04% a causa de la subida de precios de los alimentos. La cifra es levemente superior a la anunciada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) quien además sufrió la acusación de no ser transparente e independiente del gobierno central.
Para concluir quisiera recordar que en abril de 2007, el Instituto Nacional de Estadística (INE), luego de 16 años, cambió la base para medir el Índice de Precios al Consumidor (IPC), aumentó la muestra de cuatro a nueve ciudades, pasó de un cálculo aritmético del IPC a uno geométrico, amplió la canasta básica de 332 a 364 productos y los agrupó en 12 subgrupos, ya no en nueve, e incorporó artículos de línea blanca (heladeras, hornos y microondas), vehículos, maestrías, Internet e inclusive pasajes de avión (cuya accesibilidad para la mayoría de bolivianos, todavía es limitada). Con este nuevo panorama de medición, la ponderación (importancia) de los alimentos bajó del 49,1% al 39,3%; la de vestidos y calzados del 8,2% al 6,3% y la de salud del 3,8% al 2,5%, indudablemente con la nueva metodología a partir del 2007 el índice calculado por el INE es menos inflacionario.
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